Parece poco ¿no? Una ruta de apenas 12 Kilómetros no merecería una entrada en el bog si no fuera por un pequeño detalle: la nieve. Ya sé que mister Verdejo coronó en su día el mortirolo nevado pero os aseguro que, en esta ocasión, no hubiera sido capaz de hacerlo más que arrastrando la bici.
El caso es que amaneció el día soleado tras la tormenta del día anterior. A primera hora las calles estaban heladas y pensé que no era buena idea irme solo a disfrutar de la nieve. Finalmente no pude resistir la tentación. La subida hasta montigalá bien, gracias. La riera canyadó tenía aún restos de nieve y hielo cuando subía, pero nada especialmente complicado. Al llegar a los pies de la cruz de Montigalá, empieza la ruta “forestal” y la cosa cambia completamente. No han pasado máquinas quitanieves, ni coches y a medida que subo, suben las nieves acumuladas. Antes de llegar a la Pineda tengo que bajarme de la bici en más de una ocasión. Cierto es que hice un rodeo para disfrutar del paisaje, metiéndome por varias de las pistas que suben y bajan. Más cierto es que nunca me había costado tanto llegar a mi punto de reunión tradicional.
Por el camino me encuentro con caminantes y con más ciclistas de lo habitual para un día laborable. Un chaval con la moto de trial se lo pasa teta. Anda que no ha de ser divertido hacer la cabra (si sabes) con esas motorracas por la nieve. Camino a Sant Jeroni, unos cuantos árboles han caído justo antes del desvío para subir a las ermitas (una lástima). A esa altura ya voy semi-petao. Y es que hace meses que no salgo en bici, y pedalear con nieve es un plato fuerte para empezar (y eso que me paro veinte veces para hacer fotos, porque la bici patina, por culpa de el maldito tabaco…) Pero el espectáculo vale la pena. Toda esa zona que tenemos tan aburrida y “sobada” es como si de pronto la hubieran transformado en un lugar diferente, mágico y a la postre, especialmente “cabrón” para pedalear.
Si las pistas de montigalá estaban chungas, la que sube hasta la Vallençana desde Sant Jeroni ya ni os digo. Noventa por ciento a pie. Desde el desvío de la cadena, como mucho habré pedaleado 100 metros en total. (La primera rampa casi la consigo completar!). Era un día para disfrutarlo a pie. Pero la tentación de subirte a la bici… Como dice el Verdejín, eso es “la esencia de la mountainbaik!”. En la Vallençana, se había acumulado tal cantidad de coches y de nieve que los conductores estaban literalmente “atascados”. Nadie podía entrar o salir de la zona de “picnic” y mucho menos maniobrar para volver a casa. Yo, con mi pequeña WRC, me hice las fotitos y me colé fácilmente para descender por la carretera.
Siento no haber podido disfrutar de la experiencia con mi Juanico. Me hubiera divertido verle “encabronarse” con las cuestas llenas de nieve, subiéndose y bajándose de la bici cada 6 metros para tratar de hacer su pequeña “gesta” personal. Me lo imagino perfectamente. Pensé mucho en ti, chaval. La experiencia hubiera sido, seguro, mucho más gratificante con tu compañía.
3 comentarios:
Si me hubiras llamado, como nos habriamos reido!!! Muy guapa las fotos
De Yoki. Tio,eres un valiente, yo lo pense pero me dio miedo ir solo, por la acomulacion de nieve y por el frio, una bonita experiencia,zi zeño.Un saludete.
Muy pero que muy bien.
Sí señor.
Bravo.
Valiente.
Sí, sí, sí.
El lunes repetimos...
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