Ayer martes el Señor G y yo quedamos en el Coll de la Clau entre Alella y Vallromanes para pedalear un rato.
La mañana había salido rara, a las seis estaba lloviendo sin prisa pero sin pausa, si es que se puede definir la lluvia de esta manera, y enseguida apareció el sol. El precio: el viento que no dejó de soplar en toda la mañana.
Por la pista principal nos dirigimos a Sant Bartomeu de Cabanyes: Mirador de la Cornisa, Creu d´en Boquet, Roca d´en Toni, Coll de Porc, Sant Bartomeu. Primera subida: Turó de Céllecs. El aire todavía no era molesto, pero al llegar arriba a la antena, el ruido empezaba a acojonar.
Meadita y para abajo siguiendo el PR. Bajamos la pista con la calma entre reguerones y ramas y troncos a los bordes del camino. La conversación es clara, la nevada del 8 de marzo ha hecho mucho daño en los caminos. Ya lo habíamos hablado antes, y nos reafirmamos de nuevo: hoy la salida solo por pista principal. Meterse en senderos es una locura.
Como el señor G y yo somos tíos de convinciones firmes y de un sentido común súmamente práctico y acomodado, en el primer quiebro del PR nos metemos en el sendero.
¿tiene est sentido? no, pero es que somos gilipollas. Sendereamos por Céllecs un rato, un sube-baja cómodo y algún árbol caído que nos hacía arrastrar la bici más de lo deseado. Al final llegamos a la pista principal y nos dirgimos hacia el Coll de Ca la Mort. Bajamos al pueblo de Òrrius a almoszar una barritas, disfrutamos del solete, de la tranquilidad del pueblo, soñamos cambios de vivienda y volvemos a subir. Si bien la pista no era especialmente dura lallegada al Coll de Porc se me hizo especialmente dura y enerbante por el aire que hacía en ese momento. En Òrrius todo bien, la subida, todo fatal.
De nuevo en la pista principal, íbamos dando pequeños bandazos debido al viento. Joer qué asco! Al girar de bajada en el Mirador de la Cornisa debemos pedalear cuesta abajo para descender con un poco de alegría, tal es la fuerza del aire. Al girar hacia la Font de Can Gurguí y la masía del mismo nombre se sigue notando el aire pero no molesta, a pesar que los árboles parece que se vayan a tronchar en cualquier momento. pedaleamos paralelos a la riera de Vallromanes y nos metemos calle a arriba, que debido por un error mío no es la pista que sube al Coll de la Calu sino el sendero estrecho y lleno de raíces que solemos descender!! Ahí los cuádriceps nos decían: cabrones, que con lo que sopla y ahora a forzar por encima de las raíces! Cabrones!
Ciertamente, nuestros cuádriceps tenían motivo de queja. Aún así, al subida es progresiva y ascendemos hasta el último tramo dónde solo el Tío Serpientes más chulito sería capaz de subir. Pasamos ese tramo a pie y en seguida el coche y para casa.
Han sido trenta kilómetros justos. No muchos. Y además sin puertos muy duros, pero el viento nos ha hecho trabajar el músculo y además hemos visto que no todos los senderos están cerrados a base de árboles caídos.
Así que...Más Céllecs!!
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