jueves, 16 de julio de 2009

Céllecs, pero sin pasar por el morti (que hace muxa calor)


Antes de empezar, una aclaración. Como sabéis algunos, servidor, don Santi G (de los Fradera de toda la vida, como dice cierto tullidito) se estrena hoy en esto de redactar nuestras crónicas be-te-teras. Así que pido cierta indulgencia ya que, a la hora de describir la ruta, puedo caer en mis descripciones de andar por casa del estilo: "pasamos por el sendero por donde se cayó Juan que está antes de la hormiga que pisó Ramis aquel día y que luego sube hasta la rama Marcelo del calibre quince".

Pero vamos al trapo.

Nuestro punto de salida ha sido en la urbanización de Vilanova del Vallès. Hemos llegado hasta ahí en coche gracias a las sabias indicaciones del Verdejín que, en vez de llevarnos por la autopista, si se descuida nos lleva por un senderín. Bueno, se le perdona porque no tiene ni carnet ni GPS... Ay, no, espera: resulta que sí tiene "gepe"! Solo que no lo ha traido porque como ya se conocía la ruta... En fin, se lo perdonamos porque lo suyo no es el asfalto.

Desde Vilanova subimos el PR hasta la fuente de Sant Bartomeu. A medio camino otro lumbreras, esta vez yo, descubro que me he dejado los tres bidones de agua en el coche. Manda huevos, la cosa. El comité de sabios al completo ha decidido la opción comunista, que en casos extremos funciona: compartir nuestras reservas de agua. Así que la fuente ha sido nuestro primer (y último) punto de reabastecimiento. De ahí cogemos el GR-92 dirección Sant Mateu y nos separamos de él para coger la pista que vuelve a Vilanova. A pocos metros de ahí tomamos el sendero de Miguel que baja hasta el Golf de Vallromanes. Lo siento Mac, seguro que se llama algo como "sender dels caçadors cornuts" o algo así pero no me hagas sacar el mapa de Alpina ahora.

Empezamos la larga subida que lleva de ahí al Dolmen de la Roca del Toni. Como estamos fresquitos se hace "disfrutable" y todo, tú. Qué distinto hacerlo cuando llevas tan pocos kilómetros y no te has chupado Mortirolo-galzerán-Sant Mateu etc. Paramos en la Roca del Toni para comer algo y criticar a Mac (siempre con cariño, pero del que hace daño). De ahí cogemos el GR dirección Sant Bartomeu hasta alcanzar la pista que sube a las antenas del Turó de Cèllecs. Siempre que subo por esta pista voy "petao" tras haberme chupado muchos kilómetros y mucho desnivel pero hoy me ha resultado de lo más llevadero (la última vez le dije a Juan que subiera a la antena que yo le esperaba en la torre de vigía un poco más abajo, solo os digo eso).

Desde la antena bajamos por donde hemos venido y nos desviamos para tomar el sendero que baja hasta Oreneta. Juan estaba ansioso por trialear en una parte particularmente chungilla, de esas en las que él se luce mientras los demas miramos con envidia. Pero ¡sorpresa, sorpresa! Ha resultado ser un hueso duro de roer para el Verdejín! Ha necesitado hasta cuatro intentos para conseguirlo con una mini-caída entre medias en la que ha dejado un recuerdo "rojizo" en las piedras de Céllecs. No ha sido gran cosa pero nos hemos acordado de Marcelo y su kit de primeros auxilios. Jorge y yo, en cambio, lo hemos bajado a la primera, del tirón y con la bici a cuestas, claro (o qué os pensábais). Lo cierto es que el tramo estaba más complicado que de costumbre, con gravilla que hacía patinar las ruedas. Al final Juan lo ha bajado pero con los huevos por corbata.

Aquí nos hemos desviado en busca de la fuente de Sant Bartomeu, hemos llenado bidones y vuelta al PR para bajar hasta Oreneta. Fotitos para inmortalizar y de ahí a la urbanización donde nos esperaban los coches. Al final no hemos llegado a los 25 kilómetros. El calor no ha sido asfixiante, hemos criticado a Mac, Juan se ha caido... Qué más se puede pedir! La vuelta en coche, esta vez sí, por la autopista. Que uno aprende de sus errores (aunque algunos necesiten hasta cuatro intentos ¿eh, Juan?)