Santi, Juan y yo hemos intentado explorar unos nuevos senderos para nosotros. Se trataba de unir el Mortirolo y Sant Pere de Reixac, tal vez pasando por Sant Cebrià de Cabanyes.
El inicio ha sido malo. Salgo sin la mochila y hay que volver atrás. Juan tiene problemas en el freno y paramos en el collet de la Vallensana. Subimos el Morti, tarde y mal (mal por mí, que he subido muy lento). Al fin conectamos el gepe, nos tiramos por la pista de Sant Cebrià hacia abajo y enseguida encontramos el "desfiladero", por llamarlo de alguna manera. A través de un cortafuegos con la vegetación muy crecida, pero con una inclinación que imposibilitaba arrastrar la bici, es el "camino" a seguir. Ni en broma.
Bajamos la pista principal hasta Sant Cebrià y desde allí probamos suerte. Na de ná. Unos senderos abandonados llenos de zarzas y totalmente inciclables. Pero como soy mu bruto tiro palante y...tachán aparecemos en la pista principal de una cantera. Immediatamente nos llaman la atención (con toda la razón de mundo, todo sea dicho) y nos dirigimos hacia la salida y la carretera al lado de Can Rovira. Era tardísimo, así que concluimos la salida por asfalto.
Ya exploraremos la zona en otoño, porque el fracaso ha sido total y todavía escuece
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